El estado de un bebé recién nacido no es el mismo que el de un adulto, un niño o incluso, un adolescente. Un recién nacido requiere de cuidados especiales que lo ayuden a acostumbrarse al mundo seco que lo rodea. Es por eso que necesitamos conocer esos detalles que debemos tener presentes para asegurarnos que la piel del recién nacido esté protegida. La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, uno de los más importantes que protege nuestro organismo y lo aísla de distintos peligros del exterior, y también permite absorción y salida de sustancias tales como el agua o sudor. Sin embargo, este órgano fundamental requiere cuidados principales cuando acabamos de nacer.
Particularidades de la piel del recién nacido
Las funciones de la piel cómo órgano van desde el aislamiento de nuestro cuerpo, también como órgano que permite que nos comuniquemos con el mundo exterior por medio del tacto, de igual forma ayuda en la tarea de regulación de nuestra temperatura, y más funciones que hacen que sea un órgano que requiera especial atención.
Prácticamente, acostumbrarse a un ambiente seco luego de la vida dentro del saco amniótico rodeado de líquido es un cambio drástico para la piel, así que nuestra labor en el cuidado de la piel del recién nacido es acompañarlo en su proceso de adaptación.
La piel del recién nacido es más delgada y sensible que la piel de un niño, aunque por lo mismo tiende a tener una gran capacidad de absorción de manera rápida, es por esto mismo que se necesitan cuidados de hidratación constante, para evitar una resequedad en exceso que pueda crear pequeñas heridas en la piel.
Ahora bien, la piel del recién nacido en su delgadez y sensibilidad, que podría considerarse que está terminando de aclimatarse y formarse para vivir en el mundo que lo rodea, suele ser más vulnerable. Es decir, es propensa a lastimarse más fácilmente que la piel de un adulto, siendo más sensible a factores irritantes, alergias, y a la deshidratación.
Durante el primer mes del recién nacido, la regulación de temperatura corporal y su capacidad para adaptarse a diferentes ambientes y sus temperaturas será un tema delicado, pues tomará tiempo a que su cuerpo aprenda a manejarlo. Este es otro aspecto que debemos tener muy presente en el cuidado de su piel.
También existe una relación entre el peso del bebé y su superficie corporal. Ya que su superficie corporal tiende a ser mayor que su peso, por lo que su capacidad de absorber ciertos productos es mayor, y esto implicaría un cuidado en la cantidad de productos y su frecuencia al usarlos en el cuerpo del bebé. Hay que ser moderados en el uso de productos externos sobre la piel del recién nacido.
Ahora, estas características de la piel de nuestro recién nacido son fundamentales a la hora de elegir los productos que vamos a usar en la piel de nuestros recién nacidos, incluso para considerar la frecuencia de su uso e importancia durante las rutinas de cuidado y aseo del bebé.
Tres claves para analizar el estado de la piel de nuestro recién nacido
Tenemos tres aspectos que pueden guiarnos a la hora de evaluar el estado de la piel de nuestro recién nacido. La aparición de ciertas señales podrá indicarnos qué está ocurriendo con su piel, considerar qué productos serían ideales para su cuidado.
- Eritemas: Los eritemas se pueden distinguir como enrojecimiento profundo de la piel, la causa de este puede ser desde irritación por alguna prenda de ropa, fricción, quemaduras por el sol, apoyo durante mucho tiempo sobre una misma zona, etc.
Si notamos que hay varias manchas rojas, o en zonas específicas deberíamos poner atención al por qué se pueda estar causando. Con ello podremos remediarlo y evitar que sigan apareciendo. También sabremos si necesitamos usar algún producto para aliviar la piel, como una crema en caso de una quemadura solar.
- Lesiones: Con lesiones hablamos a heridas que encontremos en la piel de nuestro recién nacido, ya sean pequeñas fisuras por la resequedad, sarpullidos, rasguños, entre otros. Sea la herida que sea requiere una atención inmediata y con los productos indicados para proteger la piel del bebé.
Recordemos que la piel del recién nacido es mucho más delgada y sensible, esto hace que sea más susceptible a generar marcas o heridas por un rasguño, por ejemplo. Así que es de suma prudencia prestar atención a su aseo y el cuidado de las uñas de sus manos y pies.
- Resequedad: Lo ideal es que la piel del recién nacido no esté reseca en ningún momento. Que mantenga un nivel estable de hidratación. Ya que un alto grado de resequedad puede llevarnos a encontrar lesiones en la piel de nuestro bebé.
Si empezamos a notar que la piel está levemente irritada, puede ser un indicio de que hay resequedad. Así que tendremos que prestar atención a la hidratación del bebé, más allá de líquidos que consuma, y recurrir a cremas hidratantes para proteger su piel debidamente.
Estos tres aspectos de la piel de nuestro recién nacido son una base certera sobre el estado en el que su piel se encuentra. Al tomar estos tres elementos como guía podremos estar atentos a qué puede afectarle a nuestro hijo, qué puede llegar a necesitar, e incluso tener información suficiente para elegir los productos indicados para el cuidado de la piel de nuestros bebés.
¿Qué es lo primero que debo hacer para proteger la piel de mi recién nacido?
En primer lugar, la piel del recién nacido está cubierta con una capa que se denomina vérnix caseoso, esta capa blanca – grisácea protege la piel del recién nacido durante las primeras horas tras su nacimiento. Esta capa permite que disminuya el pH inicial de la piel del bebé, funciona como hidratante y proporciona un nivel de lípidos.
Es importante darle un tiempo al recién nacido mientras su cuerpo regula su temperatura, es por eso que se recomienda bañarlo mínimo luego de seis horas después del nacimiento; no obstante, tengamos en cuenta que no es obligatorio realizar un baño entero del bebé dentro de los primeros tres días de su nacimiento.
Ahora bien, ¿si no se baña el bebé cómo podemos asearlo? para esto se recomienda el baño de espuma, aseando así al recién nacido por partes, siempre y cuando hayan pasado ya seis horas, y podamos estar completamente seguros de que ya tiene una estabilidad térmica.
Este baño por partes o de esponja te permitirá eliminar la capa de vérnix cavernosa, que debe ser eliminada al paso de veinticuatro horas del nacimiento, como máximo. Una vez se atraviesen estos primeros días, debemos continuar con el cuidado de su piel y sobre todo la cicatrización del cordón umbilical.
Durante los primeros quince días, o las dos semanas tras el nacimiento, nuestro proceso para asearlo será el baño de esponja o cuidadosamente asear parte por parte. Estaremos atentos de qué tan hidratada está su piel, y tendremos especial atención al tipo de ropa y sus capas para acompañar los procesos de adaptación del bebé.
Se recomienda el uso de telas hechas de algodón u otros productos orgánicos, ya que este sería el material ideal para evitar posibles reacciones alérgicas o eritemas en la piel de nuestro bebé. De igual manera, uso de jabones neutros, no con los que usamos para lavar nuestra ropa; y de igual manera, enjuagar dos veces la ropa para evitar que quede jabón en ella.
En resumen
La piel de nuestros hijos necesita un cuidado atento y especial desde que nace. Debemos tener presente que nuestro recién nacido se está adaptando al mundo, y como tal, podemos ayudarlo en lo que más podamos. Estar atentos de su piel, hidratarla, abrigarla son bases para cuidar de su salud.