Una guía con todos los pasos para bañar al bebé 

El momento de bañar a nuestro hijo o hija es un momento importante para la relación con ellos y para lo que será su experiencia a la hora de tomar un baño. Es una situación especial por medio de la cual podemos continuar conociendo a nuestro bebé y podremos fortalecer nuestro vínculo, es por eso que es importante saber bañar al bebé. 

El primer baño de nuestro bebé, y no sólo el primero, si no el proceso de crear la costumbre del baño para nuestro bebé es una oportunidad para crear un espacio seguro y tranquilo que permitirá que nuestro bebé se relaje y disfrute del baño. Que no sea un espacio presuroso, en el cual se vea atravesado por sensaciones incómodas será nuestra primera meta del proceso. 

¿Cuál es el momento indicado para bañar por primera vez a nuestro bebé?

Existe una gran de recomendaciones a la hora de bañar a nuestros bebés partiendo de sus etapas de crecimiento, como sabemos, el estado de un bebé recién nacido es mucho más delicado que la de un bebé de seis meses. Sus cuidados y atenciones han cambiado con el paso del tiempo, ha crecido considerablemente y es probable que la forma de asearse también sea distinta.  

Los bebés recién nacidos pasan primero por el proceso de curación de su cordón umbilical. Dicho proceso de cicatrización es fundamental a la hora del baño. ¿Por qué? es recomendable esperar que el cordón umbilical esté completamente seco, para evitar cualquier inconveniente en su proceso de curación. 

Por ende, antes de un primer baño, considerando este primer baño como el momento de sumergir por entero a nuestro bebé en agua, usar productos distintos de limpieza y tener toda la experiencia, se recomienda realizar baños de esponja.

¿Es el cordón umbilical el único motivo para esperar para bañar a nuestro bebé? 

En realidad, para tener sumo cuidado durante las primeras dos semanas, sí lo es. Pero, para considerar un baño pronto para un bebé recién nacido existen otros motivos. Luego de nacer, el bebé tiene una capa de unto sebáceo. Este protege la piel del recién nacido y conviene esperar un rato antes de asearlo para evitar que su piel se quede muy reseca.  
 
Por otro lado, tenemos el nivel de temperatura y el nivel de azúcar del bebé recién nacido. Un bebé no sabe regular aún su temperatura por sí solo, así que sumergirlo en agua podría ser un golpe duro e inesperado, que le puede causar ser mucho más propenso a sufrir por el frío, o incluso, de hipotermia. 

Otro motivo se relaciona directamente con el vínculo entre madre y recién nacido. Ya que si le damos tiempo para que la madre pueda alimentar al bebé recién nacido, el vínculo creado en la lactancia quedará establecido. Estudios han demostrado cierta facilidad en el momento de lactar cuando se permite este espacio y se baña al bebé tiempo después, que a las dos horas de haber nacido.  

Sin embargo, luego de atravesar este momento en el hospital, llevamos a nuestro bebé por primera vez a casa, y en esa instancia, lo que nos queda por cuidar es el proceso de cicatrización de su cordón umbilical.  

Recurrir a un baño de espuma podrá ser una gran herramienta, mientras seamos prudentes y cuidadosos con todos los pliegues del bebé, evitando humedecer la zona del cordón para no alargar su curación. Secar bien al bebé también es de suma importancia, para evitar cualquier tipo de irritación en su piel.  

Así que en el momento en que el cordón umbilical de nuestro hijo o hija ya esté completamente cicatrizado, podemos considerar bañarlo por primera vez.  

¿Qué necesito para bañar a mi bebé por primera vez?

En primer lugar, necesitamos una tina para bebé. Es primordial bañar a nuestro bebé en un espacio que pueda sentirse cómodo, y que nosotros también podamos sostenerlo y moverlo sin dificultad. Así evitando cualquier peligro o accidente.  

Con la seguridad de una tina adecuada en el espacio preciso en el que podamos asegurarnos de estar cómodos y en control de la situación, podemos pasar a qué otro utensilio necesito para bañar a mi bebé de manera adecuada. 

Tengamos muy presente tener un espacio cálido para nuestro bebé. Es por eso, que podríamos tener un cojín para apoyarlo mientras lo desvestimos y luego dónde lo vestiremos. Tener dos toallas, una para apoyarlo, otra para secarlo con ella. Y en caso de ser posible, algo para cubrirlo mientras lo vestimos. 

Si el espacio cuenta con calefacción – si es necesario por temporadas frías – no sería una mala idea. De nuevo, lo más importante en todo el procedimiento es que nuestro bebé se sienta seguro y cómodo.  

Después, necesitaríamos un jabón neutro e hipoalergénico, que no tenga ningún perfume fuerte que pueda causar algún tipo de alegría o incomodidad en el bebé. No usaremos cantidades grandes del jabón. También se puede recurrir a algún shampoo para bebé, si lo preferimos. También que sea neutro e hipoalergénico.  

Para el momento luego del baño, podemos incluir una crema, talcos, y el pañal que esté usando para cambiarlo y vestirlo tranquilamente.  

Así que la lista sería la siguiente: 

  1. Tina para bebé. 
  2. Dos o tres toallas para secar y apoyar nuestro bebé. 
  3. Un cojín o almohadón para recostarlo mientras lo desvestimos, y vestimos.  
  4. Jabón y shampoo neutro.  
  5. Talcos o cremas necesarias, más el pañal correspondiente. 
  6. El agua a temperatura de 34° o 37° centígrados. Y la temperatura de la habitación a 24°C. 

Pasos para bañar a nuestro bebé

Una vez con todo lo necesario y con nuestro bebé dispuesto, tenemos que tener presente el momento del día para bañarlo. Lo más recomendado es hacerlo en horas de la noche. Antes de cenar y dormir. Ya que el momento del baño servirá para relajar a nuestro infante y así ayudarnos a la hora de dormirle.  

Ahora pasemos por nuestra guía para bañar a nuestro bebé:

  1. Organicemos la habitación: Ya sea baño o una habitación, debemos organizar todo lo necesario. Desde los utensilios, bañera, toallas y ropa que usará nuestro bebé. Luego de esto, debemos asegurarnos que la temperatura de la habitación sea aproximadamente de 24°C. 
  2. Una vez que tengamos todo y la temperatura de la habitación sea adecuada, vamos a probar la temperatura del agua. 
  3. Con todo perfectamente preparado, vamos a traer a nuestro bebé. Nuestra atención estará puesta en él, sosteniéndolo durante todo el proceso. Vamos acomodarlos sobre el almohadón para desvestirlo cuidadosamente. 
  4. Una vez que el bebé esté listo, vamos a sostenerlo con un brazo, de manera que su cabeza quede bien apoyada en tu antebrazo y tu mano en su espalda. El bebé quedará casi sentado y lo podrás sujetar firmemente durante el proceso.  Así lo vas a sumergir. 
  5. Con tu mano libre vas a echarle agua con suavidad y empezarás a lavarlo de arriba a abajo. Ten especial atención de las zonas que pueden acumular suciedad. Entre sus pliegues, muslos, axilas, y, por último, lavar con mucho cuidado sus genitales debidamente.  Ten especial cuidado en usar un jabón y shampoo neutro para evitar irritaciones. De igual forma, sostener bien al bebé, para evitar a la hora de lavar su cabeza que el shampoo entré a sus ojos. 
  6. Al terminar de bañarlo, vas a acomodarlo sobre la toalla en el almohadón y procederás a secarlo con delicadeza y cuidado. Recuerda secar bien los pliegues y evita que quede húmedo. 
  7. Una vez seco, empieza a vestirlo. Si estás en un espacio que se ha puesto frío, abrígalo rápidamente y colócale el pañal. Luego solo nos queda terminar de vestirlo.

Esto es todo lo que necesitas…

Solamente recuerda crear el ambiente especial para cuidar a tu bebé, lograr un espacio cómodo y tranquilo. Ya que este momento será un espacio importante para el vínculo con él o ella. Crear un espacio seguro nos permitirá relajarlo y divertirnos en este momento que se convertirá en algo fundamental de su rutina diaria.  

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